La historia no contada de Tefía: Un testigo de 93 Años comparte sus recuerdos alejándonos de La Leyenda Negra de Tefía

¡ATENCIÓN! Activen los SUBTÍTULOS activando «CC» en su pantalla o en configuración.

La historia no contada de Tefía: Un testigo de 93 Años comparte sus recuerdos alejándonos de La Leyenda Negra de Tefía

En un especial en nuestro canal, te traemos una entrevista única de un testigo jamás consultado: Isidro Vera Moreno, un vecino de Tefía de 93 años, testigo presencial de los doce años de historia de la Colonia Agrícola Penitenciaria.

Nacido en 1931 y con una madurez crítica para la inauguración de la Colonia, Isidro nos brinda una perspectiva reflexiva e incontrastable sobre los eventos que se desarrollaron con claridad en sus recuerdos, desafiando las narrativas de periodistas, asociaciones y novelistas.

Con el viento del noreste soplando fuerte, encontramos a Isidro en su hogar: una casa bien cuidada custodiada por dos perros Bardinos majoreros de los de cinco garras, profundamente inmerso en su rutina televisiva de la tarde. A pesar de no tener una educación superior, su aguda sabiduría, inteligencia y robusta memoria brillan mientras se sienta cómodamente en su sala de estar, listo para disipar mitos sobre la Colonia. Nuestra conversación con Isidro nos lleva desde los días del Batallón 91 (1941/43) que construyó el aeródromo de Tefía, a los severos tiempos tras la retirada de la Legión Española del Sahara Occidental; tiempos que recuerda fueron mucho más duros que aquellos dentro de la Colonia. Contrario a las noticias de medios de comunicación sensacionalistas, confirma que: ni los internos ni los funcionarios civiles vestían uniformes, que no llevaban armas, látigos o porras, y que la vida en la Colonia era similar a la de un cuartel militar con un ambiente normalizado.

Comparte las interacciones del día a día entre prisioneros, funcionarios y vecinos, incluyendo visitas a los bares del pueblo y misa dominical. Notablemente, Isidro no recuerda a ningún prisionero homosexual ni agresiones al respecto, subrayando la normalidad del ambiente. Nos adentramos en las narrativas sobre figuras como Vicente Segura (administrador de la Colonia), padre de una de las testigos en «Las Noches de Tefía: La Gran Mentira», a quien Isidro recuerda como una buena persona. Esta entrevista exclusiva descubre la vida cotidiana en Tefía desde el punto de vista de un nonagenario generosamente lucido , proporcionando perspectivas invaluables que no escucharás en ningún otro medio de comunicación

Tefía, 17h, 22.01.2024.

G. ¿Usted nació en el año 31, cuando llegó la República?

I. Sí señor.

G. La Colonia se abrió en el 1954.

I. No sé yo qué año fue.

G. Según he estado investigando primero vinieron 

unos presos republicanos del Batallón 91 a hacer la pista de aterrizaje de Tefía.

I. Sí, ahí primeramente hicieron el aeropuerto, ahí venían los aviones. Y claro después lo hicieron en la Cuesta de Perico (Los Estancos) y ahí lo dejaron.

G. ¿Usted se acuerda de los presos que estuvieron haciendo la pista aterrizaje que iban de uniforme?

I. Yo me acuerdo cuando hicieron el aeropuerto. 

No me acuerdo qué año fue, pero sí.

G. En el 42 fue, tendría usted 11 años.

I. Sí, más o menos sería. Venían los aviones esos los aviones Junker, esos militares y después estuvo La Legión.

G. Sí, pero eso fue ya cuando se fueron de África en el 76, ¿pero usted se acuerda de la Colonia Agrícola Penitenciaria cuando era del Ministerio de Justicia?, ¿cuando había presos de Vagos y Maleantes?

I. Cuando los presos me acuerdo, pues claro, 

cuando estaban los presos ahí tenía yo ya 20 y pico de años, sí 26, 27 años y se andaban por ahí.

G. Sobre Arístides (el médico).

I. Venía ahí a lo mejor cualquiera que le hiciera falta, aquí a lo mejor, pasar por la casa de uno también don Arístides. Me acuerdo que a mí me salió aquí atrás… de una oreja y me operó.

G. ¿Usted recuerda que iban de uniforme? ¿O iban con ropa normal?

I. Yo la ropa de aquello, era normal.

G. ¿Los funcionarios llevaban pistolas, armas, látigos, o algo así?

I. Eso no sé yo. Algo llevarían, ellos venían a buscar aquí agua a los pozos y venía un jefe con ellos, una manada de ellos por ahí …

G. ¿Usted recuerda si el jefe de ellos iba de uniforme?  I. Iba normal.

G. ¿No se les distinguía presos de funcionarios?

I. No iban, no. Se les distinguía porque la ropa no era igual.

G. Estaba más desgastada, ¿no?

I. Claro (risas) Pero era buena gente.

G. ¿Usted vio malos tratos?

I. De los jefes no.

G. ¿Palizas?

I. Tan solo uno había que los maltrataba un poco, pero no tanto.

G. Pero ¿cómo que los maltrataban? ¿Qué es lo que les hacía?

I. Que era más duro con ellos. Sí, sí, era más duro con 

ellos, como siempre hay uno que más…

G. ¿En qué en qué año sería eso más o menos? (No recuerda) ¿Le suena el nombre de la “Viga”? (funcionario nombrado por el único preso testigo de torturas, Octavio García).

I. No.

G. ¿Eso que era más duro? ¿Que era más serio?, ¿o que se le iba la mano?

I. No, que más serio con ellos.

G. ¿Pero se le iba la mano?

I. No, no, no, yo de eso nunca vi.

G. Lo que están diciendo algunos periodistas y escritores es que aquí (en la Colonia) torturaban, incluso mataban a gente ¿eso lo ha escuchado o lo ha visto alguna vez usted?

I. Yo eso no vi, nunca ahí. Ya después al final ya venían (al bar) ya ves alguno así venía a los bares allí mismo de acá Camilo, para allá tenía Marcos un bar y 

venían allí de noche a Marcos Sosa, se llamaba,

que murió allá… hijo de Manuel del viejo Manuel Sosa.

G. Ah vale, es que el primero que tuvo el bar era Manuel Sosa.  ¿Y usted habla del hijo?

I. Un hijo… al llegar a la carretera principal la casita está en frente mano, ya por la banda mano arriba.

G. ¿Es el de los mejillones?

I. No, no, no, el de los mejillones era Manuel Cabrera, Manolito, como más lo conocí.

G. O sea, que estaban los dos bares abiertos 

antiguamente, lo que no hay ahora.

I. Y ahora no hay ninguno (risas).

G. Me han dicho que trabajaban la piedra blanca, la piedra caliza en la cantera de la Laguna de Chicocoy (Sí), por donde Las Parcelas. ¿Y usted recuerda que si estaban todo el día picando piedra?

I. La sacaban ellos, trabajaban por cuenta de ellos, a lo mejor trabajaban mediodía o según, sacando piedra blanca.

G. ¿Sabe si por esa piedra pagaban a los presos?

I. No, no, eso no lo sé.

G. ¿Se la vendían algún majorero o alguna empresa?

I. Aquí venían sacaban piedra blanca de esa cuando quemaban los hornos (de cal) en el Puerto, que ya no.

G. ¿O sea que era una empresa de Canarias la que lo compraba no?

I. Y eso, la quemaban y la embarcaban para Las Palmas, Tenerife, para allá.

G. ¿Y usted recuerda que había un equipo fútbol en la Colonia con vecinos, funcionarios y presos?

I. Sí, sí, jugábamos nosotros mismos, teníamos un equipo también y jugábamos con ellos… había hombres que jugaban bien (los presos). Sí, sí.

G. ¿Y usted sabía por qué les habían condenado?

I. Ahí había uno bueno…, yo así conocí a dos: uno que tocaba el piano, cuando salió ya estuvo en Corralejo mucho tiempo. No me acuerdo.

G. ¿Había una Rondalla?

I. No. Aquel con el piano.

G. Por los gestos que está haciendo, eso es un acordeón.

I. Un acordeón y había otro que decía que él estaba allí por defender la madre, porque, por lo visto, la madre tenía un bar y trataron de pasarse con la madre, no sé qué y él decía que mató a uno, lo mató. Eso dijo él.

G. ¿Y usted recuerda a algún homosexual?

I. No.

G. ¿Alguno afeminado?

I. Alguno habría pero yo no… pero yo así que no.

G. Eran hombres que habían cometido un delito y ya está ¿no?,¿nunca escuchó de homosexuales?

I. No, eso no.

G. También dicen que fue una cárcel solo para homosexuales, o que la gran mayoría eran homosexuales.

I. Eso no sé yo…

G. Pero es que habían cometido delitos, eran ya delincuentes.

I. Sí, sí seguramente que, porque algo cometieron, 

pero no creo que por eso solo fuera (homosexuales).

G. Le pregunto que si le sonaba de que alguien le hubiera dicho: «estos son maricones”, ¿escuchó?: este es “maricón” o “este está aquí por eso”.

I. No… yo no sé.

G. ¿Pero que usted nunca escuchó entonces que aquí en la Colonia…?

I. Yo de eso no, no eran, los habría, los habrían.

G. Eran presos ¿y ya está?

I. Sí, sí, presos.

G. Y con respecto a la comida: ¿sabe si pasaban hambre?

I. Sobre la comida, eso no sé yo…Yo nunca oí nada de que estuvieran mal, así de comida no sé.

G. ¿Ustedes iban a la Colonia a darles comida? ¿les daban comida cuando ellos veían?, o ¿ellos se la pedían?

I. No. Bueno aquí a mi casa por lo menos nunca vinieron.

G. ¿Ni por la calle pedían comida?, ¿ni escondidas?

I. No, no, no.

G. ¿Vicente Segura? (administrador de la Colonia padre de Marisa Segura, testigo entrevistada).

I. Don Vicente sí. Era buena persona, así en aquella veía ese mucho Casa Manolito (bar de Tefía) y todo eso así y aparentaba ser buena persona.

G. ¿Iba de uniforme? ¿o iba vestido normal?

I. Sí, vestido como normal (de civil).

G. ¿Llevaba pistola, porra? 

I. Si llevaba alguna pistola la llevaba oculta (risas), de porra no recuerdo ninguna, ni fustas, ni porras, ni nada. Pistola si llevaba la llevaba oculta.

G. Pues me está resolviendo muchas dudas Isidro, 

porque han contado un montón de cosas y todas

las personas que estoy entrevistando me cuentan 

lo mismo que usted. Que no vieron maltrato, que no vieron que pasaran hambre.

I. A lo mejor se me queda alguna cosa. No, no. Venían con ellos a llevar agua para abajo y claro venía un jefe con ellos, pero tranquilos, ahí para arriba para abajo.

G. ¿Cómo se les veía de aspecto físico? ¿cómo los 

que salen en los campos de concentración alemanes?

I. Eso no, no.

G. ¿Cómo estaban en general, Isidro? ¿el ambiente era normal, bueno, malo?

I. Yo para mí era bueno pues yo ellos… los pobres…

G. ¿Usted veía eso como una prisión?

I. No puedo decir mal, yo no vi que se portaran mal.

G. ¿Y recuerda usted que fueran a misa a Casilla del 

Ángel? ¿puede ser que iban a misa en el camión o andando?

I. Tenían un camión que los llevaban a Casillas y 

aquí, cuándo había misa aquí, los traían aquí también (a Tefía). Sí, sí, (con el camión) sí.

G. ¿Y qué venían funcionarios y presos?

I. Claro todos juntos, (a misa). Sí, sí, con la misma abajo otra vez.

G. O sea que, era siempre en el camión.

I. Sí, sí.

G. ¿Y usted escuchó alguna vez o los ha visto, o los 

vio cantando el “Cara al Sol” o cosas del dictador Franco? y/o ¿recitando El Rosario?; eso normal que 

lo hagan en misa, pero me refiero que fuese usted a la Colonia y estuvieran todos con el brazo en 

alto (saludo fascista) cantando con la bandera.

I. Yo eso no sé yo.

G. La leyenda Negra o las malas lenguas dicen que, para comer, les hacían rezar El Rosario de rodillas, que por la mañana les ponían a cantar el “Cara al Sol” y cosas así.

I. Eso no. Eso no sé yo, yo eso no, ¿si lo hacían?…

G. ¿Y usted recuerda, si alguna vez alguno 

de los presos se le acercara y le dijera?: “aquí nos maltratan, aquí nos pegan”.

I. Yo delante de mí, por lo menos no.

G. ¿Ni recuerda algún vecino que se lo haya comentado a usted, Isidro?

I. ¿Así aquello? No, no vi nunca.

G. En un cómputo general: el ambiente ¿lo veía malo, normal o bueno?

I. Sí igual, normal, porque… Eso era como un cuartel (militar)…

G. ¿Usted me deja que yo haga un artículo con esta entrevista?

I. Sí, a mí no le molesta.

G. ¿Le podría sacar una foto? (Sí) Perfecto, no sabe usted lo que se lo agradezco…

Únete a nosotros mientras exploramos las profundidades de la memoria histórica de Fuerteventura en: «La Historia No Contada de Tefía: Un Testigo de 93 Años Comparte Sus Recuerdos», como parte de nuestra investigación.

Suscríbase a nuestros canales de YouTube y síganos en las redes sociales para obtener más información sobre esta Leyenda Negra de Fuerteventura.

IG. @capitandepalabra

FB. Gabriel Capitán


Publicado

en

por

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *